DONALD TRUMP Y TAYLOR SWIFT, ALGUNOS APUNTES SOBRE SEGURIDAD
DONALD TRUMP Y TAYLOR SWIFT, ALGUNOS APUNTES SOBRE SEGURIDAD
13 de julio, Butler, Pensilvania (EE. UU.), el expresidente y candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, durante un mitin de campaña, sufre un intento de magnicidio del que sale levemente herido, pero que le cuesta la vida a uno de los asistentes y heridas graves a otros dos.
7 de agosto, Viena (Austria), las autoridades anuncian que han frustrado un ataque terrorista planeado en el entorno y para las fechas de los conciertos de la cantante estadounidense Taylor Swift en la capital austríaca. Se cancelan los tres conciertos previstos. Además, de cara a sus siguientes eventos musicales en Londres (Reino Unido), se aumentan las medidas de seguridad. Han transcurrido sin incidentes.
Estos dos sucesos que han tenido lugar este mismo verano, con apenas un mes escaso de diferencia, han traído a las primeras planas de los grandes medios de comunicación, a los titulares de los informativos y programas de cadenas de radio y televisión, a los medios digitales y, por supuesto, a las redes sociales, la cuestión de la seguridad en eventos de este tipo. Y a los que se pueden añadir otros, como, por ejemplo, los deportivos, en los que entran en juego otros factores, como las hinchadas radicales de los clubes de fútbol o los enfrentamientos violentos entre los hinchas de unos u otros países, en el caso de los partidos de las selecciones nacionales.
El de la seguridad en eventos es un asunto con diferentes aproximaciones, siempre desde el ámbito profesional, dependiendo del caso a abordar.
Con respecto a Donald Trump, se ha abierto una investigación federal, entre otras, al tratarse de un intento de magnicidio y, además, en un acto político de campaña de las elecciones presidenciales. En el marco de estas investigaciones se han llevado a cabo los necesarios análisis de los fallos de seguridad, entre otros aspectos, por supuesto.
Hasta el momento, este suceso le ha costado el puesto a la directora del Servicio Secreto (encargado de la seguridad de Trump), Kimberly Cheatle, y la suspensión de, al menos, cinco agentes (el jefe de la oficina de la zona donde tuvo lugar el ataque, tres de sus agentes y un miembro del equipo personal de Trump).
Preocupa especialmente dilucidar cómo el tirador fue capaz de acceder a un tejado cercano, con una línea de visión directa al candidato republicano, y hacer varios disparos. Todo ello a pesar de los diferentes anillos de seguridad habituales en estos casos.
Tras este suceso, el equipo de Trump acordó con el Servicio Secreto intensificar sustancialmente su operación para protegerle en este tipo de grandes eventos al aire libre, ya que, en plena campaña, resulta inviable a día de hoy renunciar a ellos, sin perjudicar al candidato en las urnas. Se han aplicado medidas como que Trump hablara el pasado 21 de agosto en Carolina del Norte tras un escudo de vidrio a prueba de balas en su primer mitin tras el ataque, algo más de un mes después.
Mientras, en el caso de Taylor Swift, se frustra el atentado y se cancelan los conciertos como medida de precaución. Las autoridades austríacas detienen a varios sospechosos.
Tras ello, la cantante estadounidense afronta sus siguientes conciertos en Londres con un aumento de la seguridad, enfocada tanto a ella como a sus trabajadores y al público asistente (casi medio millón de personas).
Según ella misma ha afirmado en sus redes sociales, su equipo y ella han trabajado codo con codo con el personal del estadio y con las autoridades británicas (en una cooperación público-privada en materia de seguridad) para que no hubiera ningún problema y todo saliera conforme a lo planeado, como así sucedió finalmente.