Casi noventa cajas con documentos en papel y tres más repletas de discos duros por seguir escudriñando. Decenas de llamadas aportando datos aún por investigar. La operación Púnica no ha terminado para los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que sacaron a la luz esa trama de corrupción.
“Más que brillante, hay que ser terco y constante”. Solo así, “machacando y machacando” en “largas y tediosas” jornadas de seis de la mañana a una de la madrugada, revisando cuentas bancarias, declaraciones tributarias, contratos y un largo etcétera de documentos, el grupo de delitos contra la administración de la UCO ha logrado desenmascarar la trama liderada por Francisco Granados y David Marjaliza.
Efe ha conversado con los operativos y los máximos responsables de este grupo y de las otras dos “patas” de la UCO en la lucha contra la delincuencia económica: el grupo de delitos económicos y el adscrito a la Fiscalía Anticorrupción.
Rodeados de cajas, archivos, cientos de carpetas y más ordenadores que puestos de trabajo, estos agentes no se sienten “ratas de biblioteca” ni “bichos raros”. “Somos personas normales y corrientes, que nos apoyamos mucho entre nosotros y que intentamos crear un buen ambiente de trabajo para sacar adelante las operaciones”, resumen a Efe.
No son muchos, pero la carga de trabajo sí lo es. Tampoco se sienten la elite de la investigación en la Guardia Civil. “Y si nos sentimos alguna vez así, se nos pasa en cuanto nos sentamos en nuestro puesto”, bromea uno de los agentes.
Investigadores muy preparados -algunos son economistas o licenciados en Derecho- que han superado el curso de Policía Judicial y otro de investigación económica especializado y que se siguen formando en jornadas específicas de organismos como el Tribunal de Cuentas o el Instituto de Estudios Fiscales.
Unos conocimientos que suponen un activo importante para su trabajo, si bien, como reconoce un mando, es el “olfato policial” el que integra todos los papeles que pasan por su ojos y desenmascara la actividad delictiva.
Púnica, Enredadera, Angora, los ERE de Andalucía, el fraude en las subvenciones en los cursos de formación o el del gasóleo son algunas de las operaciones que estos grupos de la UCO han llevado a cabo en los últimos años.
Todas ellas complejas y que conllevan largas investigaciones que en algunos casos superan los dos años, con decenas -y en algún caso cientos- de detenidos e imputados a investigar. En su mayoría arrastran un procedimiento judicial también extendido en el tiempo que, además, deriva en nuevas pesquisas.
Aunque la UCO ya había llevado a cabo operaciones de envergadura, como el fraude del IVA o numerosas investigaciones de corrupción urbanística inexorablemente vinculadas al “boom” inmobiliario, fue la asunción de la investigación de los ERE el “gran reto” para la UCO y un “salto cualitativo” en su operatividad.
Y otro importante “salto” ha supuesto también la operación Púnica, que sacó a la luz una trama de corrupción regional y local de cobró de comisiones a cambio de la concesión de contratos municipales.
Motivadas quizá por la indignación, decenas de personas, entre ellas técnicos municipales, han llamado a la UCO para ofrecer datos o indicios de actividades ilícitas relacionadas con la trama. Llamadas procedentes incluso del extranjero y algunas también efectuadas por miembros de otras fuerzas de seguridad. Nunca antes se había producido esa reacción.
Todas ellas están siendo analizadas, como también toda la documentación incautada en soporte papel e informático. Su resultado podría dar lugar a una segunda fase de la operación Púnica.
Mientras tanto, los guardias civiles de la UCO se sienten orgullosos del reconocimiento que ciudadanos anónimos les han expresado por esta operación, que agradecen más que el político.
Como también se enorgullecen de no haber recibido nunca “ninguna llamada de arriba ni presión política alguna” pese a la implicación de cargos públicos en las tramas descubiertas, y de que la gente de la calle sea consciente de que la Guardia Civil no tiene en cuenta el color político a la hora de investigar.
Pese a su difícil tarea, el 60 por ciento de los agentes de estos grupos permanece en ellos desde su creación. Y eso que la conciliación familiar es difícil, como le ocurre a una de las dos mujeres que forman parte del grupo de delitos contra la administración y que ha dado a luz recientemente.
Esta agente, según relata, recibe el apoyo constante de sus compañeros para que pueda pasar algo más de tiempo con su hijo. Como también apoyan a otro compañero, que hace diez meses llegó a Madrid desde Melilla, donde reside su familia, para incorporarse a la investigación de la Púnica.
Con todo, comprobar el resultado final de su trabajo les compensa de las horas perdidas de sueño y de disfrutar de los suyos. Un trabajo que llevan a cabo en coordinación con jueces como Mercedes Alaya o Eloy Velasco o con las dos mujeres fiscales de la operación Púnica. “Es un lujo trabajar con ellos”, sentencian los agentes. Fuente: EFE