La misión de los Servicios Secretos es claramente compleja y difícil. Su ámbito de acción es demasiado extenso y esquivo de controlar, y para asegurar día a día la estabilidad del país, y la tranquilidad de los ciudadanos, deben lidiar no sólo con graves amenazas externas, sino que también con peligros internos que representan algo así como; “convivir con el enemigo”.
Los Servicios Secretos y nuestra seguridad
Prevenir es la consigna, y los frentes de lucha son muy diversos. Hablamos del terrorismo, de la delincuencia organizada y del tráfico de drogas, así como cualquier cosa que represente un peligro para la seguridad nacional y la integridad del territorio. Además, cada Estado tiene que velar por sus intereses económicos, industriales y científicos, y protegerlos de cualquier injerencia extranjera. Por esta razón no existe un único servicio, y cuando hay muchos se intenta que al menos exista uno que los controle.
Contratar personas, entrenarlas, realizar investigaciones, mover agentes a través del mundo, adquirir tecnología, armas y todo lo necesario para un buen desempeño, requiere presupuestos muy elevados.
Gran parte del financiamiento que reciben proviene de nuestros propios impuestos, y que conocemos como; “El presupuesto oficial” que tiene cada organismo.
Pero no es ningún secreto que también consiguen fondos extras para misiones especiales. Aunque obviamente no se conocen todas las formas, sí se sabe que al menos realizan inversiones y operaciones bursátiles.
Al parecer no siempre todo les funciona como esperan, y a veces aparecen escándalos como el dado a conocer por el periódico “El País” el día 24 de enero de 2017, y cuyo titular expresaba: “El espionaje francés, implicado en un chantaje para recuperar 13 millones que perdió”.
Compartiendo información
Tal vez uno de los mayores inconvenientes que tienen los Servicios Secretos, es la interacción e intercambio de datos que deben llevar adelante con sus pares de otros Estados, lo que a veces les ocasiona grandes dolores de cabeza. El mayor de los retos es tratar con organismos de países con los que se tienen evidentes enemistades o desconfianzas.
Se sabe que, en esta última década, la batalla del espionaje mundial se lleva adelante principalmente con los datos que circulan bajo los océanos, a través de cables submarinos. En octubre de 2013, estallaba en Europa el escándalo de las escuchas electrónicas realizadas por la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos, (NSA). El general Keith Alexander salió al paso y explicó que, como parte de acuerdos de colaboración, ellos sólo recibían información de sus aliados europeos, quienes finalmente eran los verdaderos autores de las escuchas.
Países como Italia, Francia, Israel, Suecia, reciben este tipo de cables, por lo que tienen acceso privilegiado a los datos que circulan, y que son de gran interés para Estados Unidos.
En su forma más básica, el intercambio de información entre las agencias, es sobre aquellas zonas del planeta sobre las cuales no tienen las facilidades ni tampoco una presencia real.
Algo de historia, aciertos y desaciertos
¿Los Servicios Secretos son efectivos? ¿Nos protegen realmente?
Los aciertos que han tenido para desmantelar ataques terroristas han sido muchos, y han ayudado a salvar muchas vidas.
Sin embargo, las más de las veces deben reclutar a personajes controvertidos, como fue el caso de un informante, que se convirtió en agente doble y finalmente en terrorista.
Es la historia de David Coleman Headley, un estadounidense de padre pakistaní, que al nacer recibió el nombre de Daood Sayed Gilani (1960). Su familia se mudó a Lahore, Pakistán, creciendo en un entorno nacionalista y musulmán. Volvió a Estados Unidos a los 17 años.
En 1988, fue arrestado por la policía en Frankfurt, al encontrarle dos kilos de heroína. La Administración Antidrogas (DEA) acordó una rebaja en la sentencia a cambio de la delación de sus socios.
Posteriormente Gilani prosiguió involucrado en el tráfico de drogas, y fue nuevamente arrestado en 1997. Esta vez ofreció sus servicios como informante confidencial de la DEA. Un año más tarde, la agencia lo envió a Pakistán para obtener datos de inteligencia sobre las redes de tráfico de heroína del país.
Luego, mientras cumplía una condena irrisoria, en 1999 su padre le arregla un matrimonio en Pakistán, por lo que pide permiso para viajar y se casa.
Se dice que ese es el momento cuando establece lazos con el grupo terrorista Lashkar-e-taiba, donde es adoctrinado y entrenado.
Luego de los ataques del 11-s, la DEA le encargó a Gilani recopilar información sobre terroristas en sus fuentes del tráfico de drogas. Sin embargo, una persona informó al FBI que Gilani parecía estar muy entusiasmado con lo realizado por Al-Qaeda, por lo que es citado a las oficinas de la DEA para ser interrogado por agentes del FBI, en donde se les aclara que está reclutado por ellos y que es de confianza. Incluso lo ofrecen como informante en la lucha antiterrorista. De esta manera, los avisos que le llegaron posteriormente al FBI sobre actitudes extrañas y diversos viajes de Gilani, no fueron tomados en cuenta.
Una vez que se identifica a Osama Bin Laden y su grupo terrorista Al-Qaeda, como culpables de los atentados, Estados Unidos y sus aliados marchan a combatirlos hacia Afganistán, pero necesitaban la ayuda de Pakistán, por lo que le piden ser aliado en esta lucha.
Sin embargo, Pakistán, a pesar de ser aliado, parecía tener un doble juego, pues daba su apoyo a grupos islamistas a través de su Servicio de Inteligencia (ISI), por lo que su visión de las cosas era totalmente distinto.
El gobierno de Estados Unidos envía a Gilani a Pakistán. Su misión era recopilar información sobre organizaciones terroristas. En este periodo pasa una segunda temporada de entrenamiento en Lashkar-e-taiba.
A su vuelta, en 2002 se casa con una mujer canadiense, y 3 años más tarde ella descubre que él ya estaba casado y que viajaba a entrenarse en Pakistán, por lo que luego de una discusión lo delata y cuenta sus actividades terroristas.
Luego de 3 entrevistas realizadas a la mujer, la investigación realizada por el FBI nuevamente da por cerrado el caso, sin siquiera llamar a Gilani a declarar.
En 2005, solicita en Filadelfia cambiar su nombre, y curiosamente los funcionarios no se percatan de sus condenas anteriores, por lo que ahora se llama David Coleman Headley, y el registro con su nuevo nombre está limpio, por lo que puede pasar como turista norteamericano sin problemas.
El ataque terrorista de Bombay (Mumbai)
En 2007, y parte de 2008, Headley viajó varias veces a Bombay en la India, a instancias de sus jefes de Lashkar-e-taiba y del Servicio Secreto de Pakistán, para recabar datos de inteligencia con el fin de realizar el que sería conocido como el mayor ataque terrorista perpetrado en la India.
El 26 de noviembre de 2008, un grupo formado por 10 hombres siembra el terror en la ciudad, asaltando la estación de trenes, restaurantes, hoteles, el centro hebreo, y luego disparando por las calles. No perdonan la vida a nadie e incendian todo lo que pueden. El ataque llevaría a la muerte a 168 personas, de las cuales 6 son estadounidenses.
El siguiente objetivo para Headley fue Copenhague, donde realizó el mismo tipo de trabajo, a fin de preparar otro ataque terrorista. Esta vez se trataba de la represalia por la publicación de las caricaturas de Mahoma, efectuada por el diario “Jyllands Posten”. Obviamente el diario no sería lo único que atacarían, pero esta vez, Headley quería participar en persona. Se pone entonces en contacto con un terrorista de Al-Qaeda, que ya era seguido por el Mi6, lo que genera una nueva alerta a las agencias estadounidenses, y esta vez es tomada en serio.
Headley es detenido y como es habitual, llega a un acuerdo. Hoy cumple una pena de 35 años en prisión y debe guardar silencio. Esto significa que no sabremos la verdad en mucho tiempo, pues todo permanecerá clasificado.
¿Podemos confiar en los Servicios Secretos?
Ciertamente es una pregunta válida, especialmente cuando los organismos tienen intereses y tal vez valores completamente diferentes.
Esta pregunta se le realizó a Gerhard Schindler, quien fue presidente del Servicio Alemán (BND) en un documental de la DW, realizado por Daniel Harrich.
“GS: Probablemente eso es lo que tenga esta actividad. Hay que dejar un poco de lado los estándares morales para cumplir las tareas.
Periodista: ¿Por qué es así la actividad?
GS: Porque así es esa actividad y porque al final sólo cuenta el éxito”.
Más sorprendente aún es la reciente declaración realizada por el que fue presidente de Pakistán en 2001, Pervez Musharraf:
“¿Por qué los llaman terroristas? Yo los llamo muyaidines, guerreros de dios. Lashkar-e-taiba es la mejor ONG del mundo”.
El futuro es inquietante, y ciertamente no sabemos qué nuevos planes terroristas se están fraguando. Sólo nos queda confiar en Dios y en el trabajo de nuestras agencias de seguridad.
Enlaces relacionados:
El espionaje francés, implicado en un chantaje para recuperar 13 millones que perdió
https://elpais.com/internacional/2017/01/23/mundo_global/1485189981_665246
El terror que enmudeció a Mumbai, el corazón financiero de India
https://www.france24.com/es/20200210-boleto-vuelta-mumbai-india-ataque-atentados-2008
Agencias de Espionaje: “Buscamos personal, pero no hablamos de nuestro trabajo”
El negocio del terrorismo – Nuestros servicios secretos y la yihad
https://www.dw.com/es/el-negocio-del-terrorismo-nuestros-servicios-secretos-y-la-yihad/a-57661573
Los servicios secretos franceses admiten que colaboran con la NSA
https://elpais.com/internacional/2013/10/30/actualidad/1383141207_287573.html
El negocio del terrorismo ¿Quién está detrás de los ataques islamistas?
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mucha gente en el oeste no entiende el concepto de “al taqiyya”. A muchos extremistas y terroristas de lugares como Pakistán se les enseña esto en el sistema educativo madarsa de alguna secta. esencialmente enseña que una madre puede mentir a personas de otra fe y no incurrirá en pecado por este acto.
Muy interesante su opinión. Gracias