La palabra intifada en árabe significa “sacudida”, “agitación” o “revuelta de las piedras” (las piedras fueron el elemento de defensa de los jóvenes palestinos en contra del ejército israelí).
¿Qué causó la primera intifada?
Las condiciones sociales extremas en que vivía Palestina, con una gran tasa de desempleo, restricciones de movimiento, represión por parte de las fuerzas de la ocupación, la oposición a la construcción de estructuras estatales en Palestina, en fin, todo eso y mucho más provocó un movimiento popular en contra de las fuerzas de ocupación israelíes, llamada la primera intifada.
El hecho puntual que generó la primera intifada fue el asesinato de cuatro trabajadores palestinos del campo de refugiados de Yabalia, en el año 1987, quienes fueron embestidos por un camión militar israelí.
Después de este hecho, se produjo el primer enfrentamiento entre jóvenes palestinos y el ejército israelí.
Días después se sucedieron numerosas manifestaciones que se extendieron por toda Gaza y Cisjordania.
Debido a estos acontecimientos surgió el Mando Nacional Unificado, quién garantizaría la perduración de la intifada.
Un dramático efecto causado por una larga historia de frustración y fracaso causó la subversión de los jóvenes palestinos en Cisjordania y Gaza, incluso estaban dispuestos a morir por dicha causa.
Este movimiento social tenía como causa principal la ocupación, con las consecuencias que ello significa en las condiciones de vida.
Algunos acontecimientos ocurridos que provocaron las intifadas fueron: “los asentamientos israelíes, la calidad de vida en los territorios ocupados, la frustración con los líderes palestinos, el poco crecimiento económico, , la política del “puño de hierro” y el fastidio con el régimen militar israelí” (Wikipedia).
Tal como se conoce la historia de Palestina, han tenido razones suficientes para manifestarse en contra de Israel, lo que ha llevado a una larga e interminable lucha por sus derechos fundamentales reprimidos, hasta nuestros días.
Después de la primera intifada, se hizo costumbre de los palestinos seguir protestando de la misma manera, con piedras y palos y sin armas de fuego, lo que les significó muchas muertes en manos del ejército israelí.
Ya se han cumplido 20 años de aquel acontecimiento que provocó la segunda intifada de los palestinos, aquel 28 de septiembre del año 2000, cuando los palestinos recibieron con piedras al líder de aquel entonces, Ariel Sharón, que visitó la Explanada de las Mezquitas, en territorio ocupado.
20 años de la rebelión que elevó aún más el muro entre palestinos e israelíes
Laura Fernández Palomo
Jerusalén, 28 sep (EFE).- El 28 de septiembre del año 2000, los palestinos recibieron con ira y piedras al entonces líder del Likud, Ariel Sharón, que visitó protegido por la policía israelí la sensible Explanada de las Mezquitas, en territorio ocupado. Y entonces explotó la tensión de la inestable realidad de Oriente Medio.
Se cumplen veinte años del comienzo de uno de los capítulos más violentos entre israelíes y palestinos, el levantamiento de estos últimos conocido como la Segunda Intifada, que cambió mental y sentimentalmente las posibilidades de paz en la región.
Sin alusiones oficiales por ninguna de las partes, la jornada coincide hoy con la festividad judía de Yom Kipur, la más sagrada del judaísmo, y los medios locales retoman estos días las icónicas fotos que fueron avivando aquellos días los ánimos de un enfrentamiento que se extendió más de cinco años.
Más de 4.200 palestinos y más de 1.000 israelíes murieron, la mayoría civiles, durante aquellos años hasta las secuelas de 2007, contabiliza la ONU.
La imágenes de la muerte del menor Mohamed al Dura en las rodillas de su padre, por fuego cruzado en Gaza; el linchamiento hasta la muerte de dos soldados israelíes que entraron por error en Ramala; las agresivas operaciones militares en Yenin o el atentado en una discoteca de Tel Aviv quedan en el recuerdo de ambos lados como un periodo traumático.
LEVANTAMIENTO ESPONTÁNEO O PLANIFICADO
El debate sobre si fue un levantamiento popular o un plan ideado por el entonces líder nacionalista palestino, Yaser Arafat, continúa dos décadas después.
La deriva armada de la rebelión con atentados suicidas, a diferencia de la Primera Intifada (1987), conocida como “la Intifada de las piedras” por ser esa la principal arma utilizada contra el Ejército israelí, hace que palestinos, como Husam, un jerosolimitano en la cincuentena, renieguen de su carácter popular, asegura a Efe.
En el imaginario de la mayoría de palestinos se trató de una irremediable explosión contra la ocupación israelí y la pérdida de confianza en el proceso de paz que diseñaron los Acuerdos de Oslo (1993-95), que deberían haber concluido con la creación de un Estado palestino en cinco años.
“Como los palestinos vieron que (Oslo) no les dejó ningún beneficio sino que únicamente sufrieron pérdidas, cambiaron su política, desde el final de la Segunda Intifada, que fue muy sangrienta de ambos lados”, valora a Efe Simcha Landau, profesor del Instituto de Criminología de la Universidad Hebrea.
LA PAZ AÚN MÁS LEJOS
Los meses previos, el entonces primer ministro israelí, Ehud Barak, y Arafat negociaban en Camp David los detalles finales de una paz duradera. Sin embargo, no hubo acuerdo y sí acusaciones mutuas por el fracaso, lo que evidenció la falta de terreno común entre israelíes y palestinos.
Especialmente en lo relativo a Jerusalén, como mostró la visita de Sharon, quien quiso mandar un mensaje de que no cederían la soberanía sobre la Ciudad Vieja, donde se encuentra la Explanada, lugar más sagrado para el judaísmo, que lo denomina Monte del Templo, y tercero más sagrado para el islam.
La zona este ocupada de la Ciudad Santa fue anexionada por Israel en 1980, pero la comunidad internacional no lo reconoce y lo considera territorio palestino ocupado.
Los palestinos escenificaron con el “levantamiento” (intifada) el rechazo a la presencia israelí en territorio ocupado.
Las esperanzas de paz que trajeron los acuerdos de Oslo no tardaron en desvanecerse y ambas poblaciones se opusieron a las concesiones que el acuerdo final estaba exigiendo.
EL MURO MENTAL
Para un oficial palestino, que confiesa a Efe sentirse marcado por aquella época, el bombardeo en 2001 del aeropuerto de Gaza cuya construcción habían posibilitado los Acuerdos de Oslo y era un paso hacia la independencia del Estado palestino, fue el símbolo de cómo la paz quedó destruida. Desde la guerra de 1967, Israel no había empleado la fuerza aérea contra poblaciones palestinas, tampoco durante la primera Intifada.
Ante el aumento de atentados suicidas palestinos, Israel comenzó a construir en 2002 una valla de separación, como pared de hormigón en las zonas urbanas y valla electrificada de varios metros de ancho en las zonas rurales, para contener la entrada desde Cisjordania. Un muro “de seguridad” para los israelíes y “de apartheid” para los palestinos, que hoy sigue en pie y limita enormemente a estos últimos su libertad de movimiento.
Las poblaciones de Cisjordania quedaron desconectadas de familiares palestinos de Jerusalén, pero también elevó el muro mental entre israelíes y palestinos, aún más distanciados.
Con palestinos que los únicos israelíes que han visto en su vida son soldados uniformados o colonos con quien mantienen una tensa y obligada convivencia.
Veinte años después no ha habido nuevas rebeliones pese al deterioro de la situación, pero tampoco han avanzado las negociaciones de paz ni se ha logrado reconstruir la esperanza que aquella Intifada destruyó. EFE
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