Y aunque estos drones comerciales son, en principio, inofensivos, el problema aparece cuando ya se ha observado que las organizaciones terroristas han conseguido, bajo la filosofía del “hazlo tú mismo” (do it yourself, DIY), modificar y adaptar drones pequeños -que incluso son clasificados como juguetes por los comercios que los ofertan- en auténticos UAV capaces de realizar tareas de vigilancia, reconocimiento e incluso ataques letales contra objetivos civiles y militares.
Drones para uso militar
El uso de drones se ha masificado en distintos campos. Por su versatilidad, los podemos encontrar en ámbitos tan disímiles como son la vigilancia, las producciones audiovisuales, la agricultura y, en un contexto de pandemia, se ha intensificado su uso como vehículos de reparto o delivery. Sin embargo, si rastreamos sus antecedentes más tempranos, podemos observar que el desarrollo de los primeros prototipos de aeronaves, viene de la mano de la industria militar.
Las primeras aplicaciones militares de lo que en términos técnicos se denomina Vehículo Aéreo No Tripulado (Unmaned Aerial Vehicle, UAV por sus siglas en inglés) las podemos hallar en el siglo XIX con el uso de globos explosivos e incendiarios. En la primera mitad del siglo XX, desde la Primera Guerra Mundial, encontramos aeronaves no tripuladas y torpedos teledirigidos que cumplen objetivos ofensivos similares a los de los actuales drones militares. Con la Guerra Fría, aparecen los primeros drones de reconocimiento, destacando naves como la estadounidense AQM-34 Ryan Firebee, exitoso en misiones de vigilancia, como blanco aéreo e incluso prestando servicios en reparto de propaganda durante la Guerra de Vietnam.
Israel ha sido pionero en el desarrollo de drones modernos para fines militares, siendo un antecedente relevante su uso durante la guerra de Yom Kippur en la década del 70 del siglo XX. En la actualidad, no obstante, Estados Unidos es quien cuenta con la tecnología más avanzada en este campo. Su modelo MQ-9 Reaper goza de 14 horas de autonomía y se desplaza a 300 km/h, pudiendo transportar 4 misiles Hellfire. Su costo asciende a los 16 millones de dólares por unidad y ha sido comercializado fuera del país norteamericano: el Ejército del Aire español ha hecho adquisiciones.
Drones y terrorismo
Pero, así como las fuerzas armadas regulares adoptan estas nuevas tecnologías en función de la versatilidad que pueden prestar en medio de los escenarios de conflicto, la adopción tecnológica también acontece, de forma paralela, fuera de los márgenes de las regulaciones internas de los Estados de derecho y de las convenciones del Derecho Internacional. Actualmente, actividades propias de la economía oscura como el tráfico de drogas y el contrabando, se sirven de drones para auténticas operaciones de delivery.
Y aunque estas actividades ilegales llevadas a cabo con drones son preocupantes para las autoridades, hay una que genera aún más inquietud y no solo para las autoridades, sino que para la población en general. Nos referimos al uso de drones que, en manos de organizaciones terroristas, pueden ser utilizados para perpetrar ataques contra personas e infraestructuras.
El temor no es infundado. Porque, aunque se trata de un fenómeno reciente, ya existen importantes precedentes que sugieren que la amenaza es real. En España, el año 2012, se logró desbaratar a lo que habría sido una célula de Al-Qaeda que presuntamente planificaba un atentado con drones sobre el centro comercial Puerta Europa de Algeciras.
En el transcurso de la guerra siria que se desató el 2011, la organización terrorista Estado Islámico hizo públicos vídeos y comentarios en redes en los que dan cuenta del uso de drones para efectuar operaciones militares, incluidos ataques directos.
En agosto del 2018, el presidente de Venezuela Nicolás Maduro, fue víctima del primer intento de magnicidio utilizando drones que portaban cargas explosivas y que se aproximaron al gobernante en medio de un acto oficial masivo. El atentado se frustró, pero siete soldados fueron heridos.
Uso comercial y seguridad
Con la masificación del uso de drones para fines particulares, no resulta exagerado predecir una escalada en el uso de naves no tripuladas para concretar actividades terroristas. ¿Por qué? Pues porque con la comercialización masiva de los drones se ha abaratado considerablemente el costo de los mismos. Además, prácticamente no hay restricción para la oferta y adquisición de los aparatos básicos por parte de civiles.
Y aunque estos drones comerciales son, en principio, inofensivos, el problema aparece cuando ya se ha observado que las organizaciones terroristas han conseguido, bajo la filosofía del “hazlo tú mismo” (do it yourself, DIY), modificar y adaptar drones pequeños -que incluso son clasificados como juguetes por los comercios que los ofertan- en auténticos UAV capaces de realizar tareas de vigilancia, reconocimiento e incluso ataques letales contra objetivos civiles y militares.
Precursores de esta tendencia son los arriba mencionados Estado Islámico que, durante la guerra siria, como ellos mismos exhibieron públicamente a través de vídeos colgados en Internet, lograron servirse de estos drones comerciales de características básicas para sus operaciones terroristas.
Es por esto que las Fuerzas Armadas españolas manifiestan su preocupación por lo drones comerciales, de bajo costo, para uso particular. Porque aunque se suele distinguir explícitamente entre drones para uso militar y otros para uso civil, con la sigla UAV para los primeros y con la sigla RPAS, del inglés Remotely Piloted Aircraft System o, en español, sistemas aéreos tripulados de forma remota para los segundos, es evidente que incluso los RPAS pueden ser una potencial amenaza.
Atendiendo preventivamente a esta amenaza, el Ministerio de Defensa trabaja en la mejora de sensores y procesadores de señal de sus sistemas anti-RPAS con el objetivo de detectar y neutralizar a aeronaves que eventualmente podrían dañar a personas o infraestructuras. Han comprometido importantes recursos que, si bien tienen como principal objetivo fortalecer a las Fuerzas Armadas, la implementación de sistemas anti-RPAS encarna la posibilidad de un uso dual en el que también se vean beneficiados los distintos Cuerpos de Seguridad del Estado español.
Fuentes utilizadas en este artículo:
https://www.xataka.com/drones/asi-utilizo-estados-unidos-drones-militares-en-la-guerra-de-vietnam
https://www.lisainstitute.com/blogs/blog/ataques-atentados-con-drones-terroristas
https://global-strategy.org/la-evolucion-de-la-amenaza-uav-en-atentados-terroristas/
Acerca del Autor de este Artículo
ANDRÉS FONSECA LÓPEZ
Licenciado en Filosofía, Máster en Psicología, Posgrado en Trabajo Social, Diplomado en Políticas Sociales, Pobreza y Territorio, Diplomado en Derechos Humanos de los Grupos en Situación de Vulnerabilidad.
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