Los cascos con cámara integrada serán en breve una realidad para los agentes antidisturbios en manifestaciones. La Unidad de Intervención de Policial del Cuerpo Nacional de Policía los usará de forma habitual en cuanto estén disponibles.
Y es que destaca como hace tan solo unos días que la Real Federación Española de Fútbol ha hecho entrega de 18 cascos con cámara integrada a los agentes de la Unidad de Intervención de Policial del Cuerpo Nacional de Policía. Un equipo que ya está listo para su uso.
Según han informado desde fuentes oficiales por medio de un comunicado, el director de la Policía, Ignacio Cosidó ha agradecido la aportación de cascos con cámara integrada de la RFEF que “supone un elemento más para garantizar la seguridad y el normal desarrollo de los acontecimientos deportivos y otros eventos”.
Una entrega que se produce gracias a los contactos institucionales realizados a través de la Oficina Nacional de Deportes, adscrita a la Comisaría General de Seguridad Ciudadana, durante la temporada 2012-2013.
Pero además ya el pasado mes de octubre, Europa Press, avanzó que la Policía estudiaba incluir este mecanismo dentro de la uniformidad habitual de los antidisturbios que participan en manifestaciones, susceptibles de derivar en enfrentamientos, para grabar a sus agresores y también la propia actuación de los agentes en este tipo de situaciones.
Fuentes policiales comentaban que la opción más viable consistiría en incorporarlas a los cascos, un elemento de protección al que recurren siempre los miembros de la Unidad de Intervención Policial (UIP) en momentos de tensión o antes de proceder a alguna intervención.
Se barajaban también otras opciones como situarlas en las solapas del uniforme o en los vehículos policiales, donde se establecería un dispositivo que grabase espacios más amplios y que proporcionaría imágenes más nítidas y sin movimiento. No obstante, estas otras opciones han perdido fuerza en la Dirección General de la Policía, según informan las mismas fuentes policiales.
Todo esto supone un paso más de las cámaras de mano que ya en la actualidad utiliza la UIP para captar imágenes en concentraciones.
De momento, la Dirección General de la Policía ha adquirido once de estas videocámaras, tipo handycam y se tiene previsto dotar a cada Grupo de las Unidades de medios audiovisuales correspondientes. La intención es que los policías puedan llevar las manos libres y poder captar imágenes más directas.
Despejar dudas
Las fuentes consultadas no ocultan que uno de los objetivos de estas cámaras de video sería despejar las dudas sobre la actuación de los policías en las manifestaciones, además de servir de instrumento para identificar de manera más efectiva a los radicales violentos.
Según indican, “supondría una mejora en la seguridad de todos”. Otras fuentes relacionadas añaden que, ya se han hecho algunas pruebas en el Centro de Prácticas Operativas de ‘La Enira‘, situado en Linares (Jaén). Se trata del lugar donde se imparten todos los cursos a las Unidades de Intervención Policía (UIP).
Este año se han realizado cursos de fotografía y vídeo operativo, en los que han participado varias decenas de funcionarios de todas las Unidades de Intervención Policial.
Legislación vigente
Otro factor a tener en cuenta, según estas fuentes, es la legislación vigente sobre el uso de cámaras de vídeo por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, que viene regulada por una Ley Orgánica de 1997 y un Real Decreto aprobado dos años después, según informan fuentes policiales.
La ley establece que en casos excepcionales de urgencia máxima se podrán obtener imágenes y sonidos con video de cámaras móviles, dando cuenta en el plazo de 72 horas, mediante un informe motivado al máximo responsable provincial de las Fuerzas de Seguridad y a una Comisión presidida por el presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Autónoma.
Además en el año 2006 se elaboró una Instrucción sobre tratamiento de datos personales con fines de vigilancia a través de sistemas de cámaras o videocámaras que establece que se debe respetar el principio de proporcionalidad, dando preferencia a otros medios menos intrusivos en la intimidad.