La historia de Bulgaria se escribe entre su pasado soviético y el anhelo occidental. Después de más de 30 años del colapso de la Unión Soviética, la sociedad búlgara sigue dividida por su pasado. Algunos dicen que el Ejército Rojo liberó el país y otros opinan que lo ocupó.
Breve reseña histórica de Bulgaria
Todo país es lo que narra su historia y Bulgaria tiene una historia dividida desde hace muchos años, exactamente desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial.
En septiembre de 1944 el Ejército Rojo entró en Bulgaria y en los tres meses posteriores murieron asesinadas unas 30.000 personas, en un ajuste de cuentas contra quienes se oponían a los nuevos dirigentes del país, acusados de no estar alineados con el sistema comunista.
Pertenecer o no al partido decidía sobre la vida de las personas. Este tema sigue dividiendo hoy a la opinión pública.
El 5 de septiembre de 1944 la Unión Soviética le declaró la guerra a Bulgaria, la cual pidió el cese al fuego, pero fue rechazado. El Ejército Rojo no encontró mucha resistencia, ya que el pueblo estaba muy descontento con el Gobierno y con la monarquía.
Rápidamente quedó establecido un Gobierno marioneta, cuyos hilos manejaba Moscú.
Una vez terminada la guerra, Bulgaria formaba parte de las potencias vencedoras. Hasta hoy se escucha la narrativa de que Bulgaria fue liberada, pero el influjo soviético tras el fin de la guerra no trajo consigo la ansiada libertad.
En muchos países, tras la caída del muro de Berlín y el colapso de los regímenes comunistas, se inició un proceso de elaboración histórica, pero eso no sucedió en Bulgaria.
Hasta el día de hoy, 30 años después, se habla muy poco de las atrocidades cometidas por el régimen comunista.
Hace un año los libros escolares se reescribieron, una petición que data desde el año 2000, y en ellos se califica al régimen comunista de “criminal”.
Incluso, la sociedad civil pide hace años que se retiren los monumentos rusos. Estos monumentos simbolizan la división de la sociedad búlgara, desde fines de la Segunda Guerra Mundial, hace 75 años.
Como vemos, los problemas que existen hoy en el país, tienen que ver mucho con el pasado y las protestas de los jóvenes se justifican en pos de querer un Gobierno no corrupto y fiel al pueblo.
Prácticamente todo el mes de julio ha sido de protestas de los jóvenes, miles han salido a las calles en protesta contra el Gobierno.
Las protestas surgieron después de meses de escándalos interrelacionados, como el abuso de recursos estatales y la indignación por la corrupción endémica de la clase política.
Protestan contra la corrupción y piden la dimisión del Ejecutivo del primer ministro, el conservador Boiko Borisov, quien dirige el país más pobre de la Unión Europea.
Las manifestaciones cuentan con el apoyo del presidente del país, Rumen Radev, un duro crítico de Borisov.
Hasta 25.000 personas de todas las tendencias políticas se han movilizado en las calles, una participación significativa para un país de 7 millones de habitantes.
Los jóvenes búlgaros, protagonistas de las tenaces protestas anticorrupción
Vladislav Púnchev
Sofía, 30 jul (EFE).- Son jóvenes, europeístas y bien educados. Llevan semanas echándose a la calle en Bulgaria para mostrar su indignación y su vergüenza por vivir en el país más pobre de la Unión Europea (UE), rezagado y atascado porque, según denuncian, en él rige la corrupción y mandan los oligarcas.
En su vigésimo segundo día consecutivo de protestas, algunos de ellos madrugaron este jueves para darle una nueva vuelta de tuerca a las manifestaciones y montaron tiendas de campaña en neurálgicos cruces de Sofía, con la intención declarada de bloquear el tráfico.
Además, al acampar pretenden darle un carácter permanente a las manifestaciones, dejando claro que no piensan ceder hasta lograr su objetivo, a saber: la dimisión del Ejecutivo del primer ministro, el conservador populista Boiko Borisov, y del fiscal jefe, Iván Geshev.
Los acusan de corrupción y de servir a intereses privilegiados de oligarcas multimillonarios, vinculados al poder en una turbia red que califican de “mafia”.
La noche del miércoles al jueves, la manifestación capitalina congregó a más de 25.000 personas hasta bien entrada la madrugada de hoy. Paralelamente, varios centenares de personas protestaron en las calles de otras ciudades del país.
EL APOYO DEL PRESIDENTE
Además de la oposición política, principalmente el Partido Socialdemócrata, los manifestantes cuentan con el apoyo del presidente del país, Rumen Radev, un duro crítico de Borisov.
Las tensiones entre el jefe del Estado y el primer ministro, en una lucha de poder desde hace años, han escalado con fuerza en las últimas semanas.
Radev no solo ha participado en varias protestas, sino que también ha exigido en reiteradas ocasiones la dimisión del Gobierno y del fiscal general, algo que volvió a hacer hoy, en unas declaraciones ante un grupo de periodistas, televisadas en directo.
“Cualquier resistencia del gabinete y del fiscal general (a dimitir) solamente llevará hacia una escalada de la crisis. Borisov y Geshev deben presentar su dimisión. Es la única posible salida de la situación”, insistió Radev tras acusar al fiscal general y al jefe de Gobierno de “violar sistemáticamente las leyes y la Constitución (…)”.
UN NUEVO PERFIL DE BÚLGAROS
Si bien es muy amplio el abanico de ideologías e inclinaciones políticas de las decenas de miles de búlgaros que desde hace tres semanas expresan su hartazgo e indignación por la corrupción endémica de la clase política, los jóvenes menores de 30 años suponen una buena parte de este nuevo movimiento de protesta.
Algunos estudian o trabajan en el extranjero y entre ellos hay quienes han querido o tenido que volver, en parte debido a la pandemia de la COVID-19.
Se sienten ofendidos y avergonzados de que, tres décadas después de la caída del comunismo y tras trece años en la UE, su país siga tan rezagado del resto de “Los 27”. En su opinión, en Bulgaria no se ha logrado consolidar una auténtica democracia.
Dentro del club comunitario, la nación balcánica está a la cabeza en cuanto a corrupción y pobreza. La crisis causada por el coronavirus amenaza con empeorar aún más el panorama.
POR LA JUSTICIA Y UNA DEMOCRACIA AUTÉNTICA
Para Stoyan, un estudiante de 29 años que vivió tres años en Inglaterra con su esposa, el desafío fundamental que afronta la sociedad búlgara es la falta de justicia.
“Queremos crear un ambiente sano para nuestros dos hijos. Estamos participando en una última lucha para edificar por fin un Estado de derecho y democrático”, declara Stoyan a Efe junto a su tienda de campaña, instalada en el emblemático Puente de Águilas, a pocos metros del Parlamento de Sofía.
“Vivimos en una oligarquía donde no hay división de poderes, los oligarcas controlan todas las instituciones y los ciudadanos somos meros espectadores sin participación real en los procesos políticos del país”, afirma por su parte Atanas Sharkov, un especialista en tecnología de la información que estudió en Alemania.
En declaraciones a Efe, Sharkov admite que no hay un plan concreto para ofrecer una alternativa a Borisov, quien domina la escena política del país desde hace once años.
“Estamos en etapa muy inicial y tenemos que dar varios pasos, entre ellos elegir un Gobierno que lleve a cabo una verdadera reforma del sistema judicial”, indica.
ESCÁNDALOS DETONANTES
Las protestas surgieron después de meses de escándalos interrelacionados, recuerda a Efe Kaloyan Sabev, politólogo de 25 años que acude a diario a las manifestaciones de Sofía.
Así, las imágenes de guardaespaldas estatales echando a la fuerza a un político opositor de una playa pública usada como propiedad privada por un oligarca, y un controvertido registro de las oficinas de la Presidencia ordenado por la Fiscalía, fueron los detonantes de la primera protesta el 9 de julio.
“Estos dos eventos son ejemplares del abuso con recursos estatales para servir a intereses privados y la sociedad perdió paciencia”, resumió Sabev. EFE
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