Si pensamos en la mente de un ciberdelincuente y cómo describirlo, seguramente será la descripción de una persona sentada frente a un ordenador, en una habitación a oscuras y concentrado en lo que está haciendo, eso es fisicamente, pero ¿cómo actúa un ciberdelincuente? ¿cuáles son sus motivaciones para cometer un ciberdelito? ¿qué pasa por su mente en el momento en que hace clic para cometer un cibercrimen?
Motivaciones que tiene un ciberdelincuente para cometer sus ciberdelitos
En lo que la mayoría está de acuerdo, es que la primera motivación de un ciberdelincuente es el aprendizaje y la curiosidad. Al menos eso sucedía con los pioneros del ciberespacio, con los primeros hackers. No todos los hacker son ciberdelincuentes, los malhechores son llamados “Black Hacker”.
Otras motivaciones que llevan a cualquier persona a convertirse en ciberdelincuentes son: curiosidad, reto, ira, venganza, lascivia y lucro, en ese orden y de forma decreciente. Esto es según un informe elaborado por la investigadora holandesa Marleen Weulen Kranenbarg, profesora de criminología de la Universidad Libre de Ámsterdam, mediante una encuesta realizada a ciberdelincuentes condenados en los Países Bajos, en un período de 10 años.
Son muchas las preguntas que nos podemos hacer, pero no hay respuesta, como por ejemplo, ¿quienes son estos ciberdelincuentes? ¿cómo son? ¿de dónde salen? etc. Son preguntas que ni la policía ni los educadores pueden responder, pero sí la justicia que hace su trabajo y son condenados.
El cibercrimen es todo un mundo, un universo propio, que es muy fácil entrar y permanecer, porque tiene sus tentaciones lucrativas, donde se manejan grandes cantidades de dinero, incluso más que con el narcotráfico.
“El ciberdelincuente más habitual es el que descarga de forma ilegal contenido con derechos para consumo propio, es el que en redes sociales suelta todo tipo de injurias y vejaciones, con la máxima impunidad que ofrecen estas redes. O el que accede a cuentas y correos ajenos, con una motivación que va del simple reto personal a un particular ajuste de cuentas”. Según el portal la vanguardia.com
“No podemos encasillar al ciberdelincuente en un único grupo homogéneo, porque puede haber casi tantos tipos de ciberdelitos como de delitos convencionales, si bien es cierto que a través de internet o las redes sociales abundan más unas prácticas criminales que otras y que de algunas de ellas, como el pirateo, se ha llegado a instituir una cultura que lo hace tan común como aceptable, a pesar de que los que incurren en él son conscientes de que cometen un delito”, señala Antonia Linde, especialista en ciberdelito y también profesora de criminología en la Universitat Oberta de Catalunya.
Otros expertos, “abogan por diferenciar los delitos que se fundamentan o tienen su principal ecosistema en las TIC, con los que son una simple réplica de delitos adaptados a estos nuevos entornos”. Como en el caso de la estafa, la suplantación de personalidad, el acoso, la extorsión. En todos estos casos el perfil es el mismo del delincuente convencional.
Si hay algo que está claro, y así opinan los entendidos, es que aún no existe un perfil claro para los ciberdelincuentes “nativos”, cuyas motivaciones delictivas van más allá del simple lucro.
“El contexto digital anónimo en el que se producen estos nuevos delitos ha modificado las situaciones de oportunidad delictiva, las habilidades y características de personalidad del nuevo delincuente, la percepción de las consecuencias del delito, la relación entre delincuente y víctima… Por lo tanto no se puede ni analizar el ciberdelito como se ha hecho hasta ahora con el delito convencional”, considera Kranenbarg. Esto basado en su informe.
Factores de riesgo en la mente de un ciberdelincuente
Siguiendo con el informe de la investigadora holandesa Kranenbarg, traza un primer perfil donde destaca que existen ciertos factores de riesgo en la mente de un ciberdelincuente, como exposición temprana a las TIC, la formación específica y factores sicológicos como una personalidad analítica, narcisista, introvertida y un elevado autocontrol.
A mayor nivel educativo menor es el riesgo de caer en la ciberdelincuencia, salvo que la formación sea específicamente digital, lo que aumentaría el riesgo de ciberdelincuencia y disminuiría otro tipo de delincuencia.
Son los primeros estudios con respecto a este tema, aún falta poder definir el perfil exacto del ciberdelincuente o de cada tipo de ciberdelincuente, para facilitar su persecución, su prevención y establecer las medidas disuasorias más eficientes.
En definitiva, es un gran reto para las policías, ya que disponen de unidades específicas para combatir el cibercrimen y su prevención. Pero carecen de los perfiles que facilitarían la captura de los delincuentes cibernéticos.
Siendo en este momento el cibercrimen el negocio ilegal más lucrativo, es también el más sofisticado y difícil de pesquisar.
Resumiendo, la mente de un ciberdelincuente, de los llamados Black Hacker, les motiva el reto de aprender. Sólo el 21% reconoce motivaciones económicas en sus actividades. Aún así, esta industria mueve más dinero que la droga.
Así como avanza la tecnología, avanza el cibercrimen.
Fuentes utilizadas en este artículo:
https://www.lavanguardia.com/tecnologia/20190428/461872971430/ciberdelincuente-ciberdelito.html
https://www.elmundo.es/economia/2017/01/08/586fc1d222601d6f4b8b4584.html
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