El rastro digital que deja un niño al navegar por la red lo convierte en ser susceptible de anuncios. Las apps infantiles también trasfieren los datos de los menores a terceros lo que les convierte en publico objetivo de anuncios.
El comportamiento digital de los niños es rastreado
Las novedades en el ámbito digital no cesan. Es sabido que tanto aplicaciones, como páginas web o redes sociales, aprovechan nuestros datos de navegación para obtener patrones de comportamiento y dirigirnos publicidad. Sin embargo que las apps infantiles también son objeto de anuncio, es algo que preocupa a los progenitores.
Miles de aplicaciones infantiles pueden estar violando la privacidad de menores, según un estudio de la Universidad de Berkeley. Tras analizar 5.855 aplicaciones Android dirigidas a niños, los investigadores encontraron que más de la mitad vulnera su privacidad, según la ley federal que protege a los menores en Estados Unidos. De hecho, empresas como YouTube y Disney se enfrentan a demandas colectivas por vulnerar la privacidad de menores. Entre las acciones que incumplen: comparten la localización o información de contacto sin consentimiento parental; envían datos personales sin aplicar medidas de seguridad razonables; identificadores de usuarios a terceros para mostrar anuncios dirigidos (algo específicamente prohibido contra niños en Estados Unidos) o el incumplimiento de sus obligaciones contractuales para proteger la privacidad infantil.
Las apps infantiles en España
En España los niños se encuentran amparados por la Ley Orgánica de Protección de Datos. A partir del 25 de mayo lo estarán por el nuevo Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). En el caso de apps recogiendo información de menores y enviándolas a terceros,es importante saber si se ha solicitado el permiso expreso de los padres. A pesar de ello, normalmente en los términos de privacidad no se explica exactamente qué se hará con esos datos, a qué terceras partes se venden y cómo serán usados.
Es un hecho que las aplicaciones no pueden legalmente crear perfiles de menores sin consentimiento parental. Pero sí enviar datos sensibles a terceras compañías, en ocasiones muy opacas. Ahí reside el problema, ya que el usuario no puede saber para qué fines se usan esos datos.
Google creó el programa Designed for Families con el objetivo de ayudar a desarrolladores a hacer aplicaciones seguras para niños. Estos esfuerzos no parecen haber sido suficientes, ya que todas las apps del estudio citado estaban dentro de este programa.
¿Quiénes son esos terceros?
Los servicios de terceros son parte integral del ecosistema móvil actual. Se trata de empresas que desarrollan servicios para apps y que normalmente los ofrecen a un coste inferior. Hablamos de servicios como analítica, integración con redes sociales, monetización a través de anuncios. El problema para la privacidad es que estas empresas suelen ser invisibles para los usuarios.
Estas terceras partes reciben una corriente constante de datos tanto a través del navegador como de las apps. Tienen la capacidad de hacer un seguimiento de los usuarios sin su conocimiento, incluso a través de múltiples dispositivos.
A esto se le llama huella digital. El rastro que se deja en Internet actualmente es prácticamente imposible controlar, con tantas aplicaciones que usamos a diario y la falta de transparencia en la gestión de permisos.
Las nuevas generaciones nacen con huella digital. Normalmente los familiares han publicado fotos suyas en la red antes de que ellos hayan podido dar su consentimiento.
¿Pero para qué puede interesar construir una huella digital, un perfil del comportamiento de un niño? Normalmente para mostrarle anuncios al menor mediante apps infantiles, pero puede haber otros usos.
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Fuentes utilizadas:
https://elpais.com/tecnologia/2018/04/30/actualidad/1525080756_303386.html
https://www.marketingdirecto.com/digital-general/digital/el-57-de-las-aplicaciones-para-ninos-vulnera-su-privacidad
