Entrevista: Trastornos y Dislocaciones Geopolíticas en el Nuevo Orden Mundial pos COVID 19
China entre la diplomacia de mascarillas, su afán de hegemonía mundial y la pérdida de credibilidad de su política exterior
Conferencia de Javier Gamero Kinosita en el V Congreso Internacional “Desafíos a la seguridad Global” organizado por el Instituto Internacional de Estudios en Seguridad Global en Madrid (15-18 de junio de 2020)
SITUACIÓN INTERNACIONAL ACTUAL
En el contexto internacional las relaciones de poder son volátiles, siempre hay naciones que ascienden y descienden, se dan constantemente desplazamientos de poder a nivel global y una constante redistribución del poder, que generan poderes ascendentes, pérdida de hegemonía, cambios de polaridad y un adelantamiento jerárquico en la cima del sistema internacional.
Después de la Guerra Fría se estableció en el oden mundial un dominio unilateral de los EEUU, afirmandóse una hegemonía norteamericana y una omnipotencia militar estadounidense en el orbe, verbigracia tenemos el éxito de los EEUU en la guerra contra Iraq (1991), la guerra contra los Talibanes en Afganistán (2001), la guerra contra Sadam Hussein en Iraq (2003) y la guerra contra Muamar el Gadafi en Libia (2011).
En los últimos años se vislumbra un dramático ascenso de China como potencia militar, política y económica en Asia. China es considerado hoy en día, el país más poderoso del mundo, su industria y marcada expansión comercial, sostienen actualmente a la economía mundial, su potencia militar se ha incrementado notablemente en relación a cualquier otra nación del orbe y se presagia, que su lider Xi Jinping, durante las próximas décadas marcará el paso y dictará el tono en la política mundial.
Así mismo, se aprecia una estabilidad autoritaria de Rusia, bajo una agresiva política exterior de Putin, verbigracia tenemos el rearme militar ruso, la anexión de Crimea, su rol en la guera de Ucrania y la exitosa estabilización del gobierno de Siria en plena guerra civil. El Secretario General de la ONU António Guterres declaró el 2018 en la Conferencia de Seguridad de Münich el nivel de alarma roja para el mundo, en virtud al deterioro de las relaciones entre la OTAN y Rusia por el problema de Ucrania.
Putin pretende asegurar su influencia en el espacio post-soviético, el 2015 instó a la creación de la Unión Económica Euroasiática conformada por Bielorusia, Kazasjstán, Kirguistán y Armenia y teniendo como proyecto anexar el megaproyecto del corredor comercial de China denominado la Nueva Ruta de Seda y la Unión Económica Euroasiática en un gran bloque socio-político-económico, denominado la “Gran Euroasia”, que debe de involucrar a 60 países. De esta manera Pekín y Moscú anehlan una nueva estructura mundial multipolar, que intente superar la hasta ahora hegemonía de Washington y Occidente, postulando una era Post Occidente.
Adicionalmente, se evidencia una evolución internacional del G-8 al G-20, un rearme atómico en Corea del Norte, Paquistán, India e Israel, el fortalecimiento de los Tigres Asiáticos (Corea del Sur, Taiwan, Vietnam y Malasia) y el fortalecimiento de la Unión Europea, que con la política británica del Brexit ha generado tendencias populistas de derechas en Europa (Polonia, Hungria, Austria, Italia, Francia y Alemania). A ello se suma el terrorismo global yihadista, que conllevará a poner en tela de juicio libertades públicas en nombre de la seguridad, la tedencia autocrática de Turquía, Filipinas y el ultranacionalismo de Bolsonaro en Brasil, entre otros, que esbozan el comienzo de una nueva época multipolar de la política mundial.
Existen claros e inapelables testimonios, que nuevas potencias pretenden quebrar el domino unilateral de EE.UU. como hegemonía del mundo. Se atisba una tendencia de renacionalización y reondulación de la política internacional, que generarán colisión de intereses y nuevas guerras. Una nueva restructuración del sistema internacional está en ciernes.
REQUERIMIENTOS PARA UNA HEGEMONÍA MUNDIAL EN EL SIGLO XXI
Hegemonía se define como un estado de orden mundial o un principio de orden fundamental en la política internacional, que está basado en dos elementos esenciales:
Un elemento material denominado dominación, que viene a ser el poder fáctico del actor más poderoso sobre otros Estados, estableciéndose una relación fáctica y directa de poder, que expone a los actores más débiles a una constante confrontación con sanciones reales o potenciales. La teoría del realismo avala este concepto clásico o tradicional de hegemonía en base a la dominación estructural egoista y un sistema de explotación, resaltando el poder duro (hard power) de la hegemonía, en donde la potencia hegemónica desarrolla orden y estabilidad y aprovecha de su poder para imponerlo a otros Estados, no necesitando el reconocimiento de sus subyugados, que son degradados sin posibilidad de decisión alternativa. Se da en el ámbito militar y económico
Un elemento ideal denominado reconocimiento, que se logra en base a un liderazgo, que si bien es cierto implica tan igual que en la dominación una relación de poder entre actores dispares, pero el ordenamiento y la subordinación de los socios secundarios se logra voluntariamente, este soporte voluntario es la base de cooperación. Hay una cierta orientación hacia los intereses comunes, el liderazgo se da a través del consenso y el seguimiento se da a través de la convicción y aceptación. La teoría del liberalismo avala una concepción moderna de hegemonía, en donde la potencia hegemónica proporciona estabilidad para el bien público y crea la base para la colaboración y participación, girando en torno al poder blando o poder plano (soft power) de la hegemonía, que se circunscribe en el ámbito cultural y social.
El porfesor Joseh Nye de la Universidad de Harvard postula la tesis moderna de hegemonía mundial denominada “smart power”, que se basa en la combinación del poder duro (hard power) y el poder blando (soft power), vale decir combinar su accionar en el ámbito militar, económico, social y cultural. Veremos si China reune ambos poderes, el duro y el blando abarcando todos los dominios, vale decir el militar, el económico, el social y el cultural.
CHINA A LA CAZA DEL ESTATUS DE UNA GRAN NACIÓN
Actualmente China es socio financiero y comercial principal en más de 120 países y existen más de 500 Institutos Confuccio, que están instalados en los campus universitarios en el extranjero para difindir su nueva filosofía. En 1978 su PBI per cápita era de 300 dólares americanos y antes del brote de la pandemia, vale decir en la fase pre COVID – 19, se vaticinaba para el 2021, un PBI per cápita de 13,000 dólares americanos y gracias a la extensa red comercial de la Nueva Ruta de la Seda, le ha permitido incrementar su influencia económica en Europa, África y el Medio Oriente. El experto británco Kerry Brown, director del Instituto de China Lau King’ en Londres, subraya que el “Sueño Chino” de Xi, está inspirado en una nueva concepción ideológica, basada en un “socialismo de sello chino”, que busca fusionar la unidad de la tradición y lo moderno, con un mercado y una legislación asiática de cuño chino, orientado en cristalizar la misión histórica de la renovación y el renacimiento de China.
Xi Jinping y el culto personal
China tan igual que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y otros países comunistas, basados en un sistema de partido único, apelan por lo general al culto personal, recurriendo a un lider carismático, que sea capaz de trasminitir a las masas su ideología y lograr movililzarlos, verbigracia tenemos la propaganda y la dimensión de admiración en torno a la figura de Mao Tse Tung durante la revolución cultural. El líder es un medio estratégico, que actúa como modelo moral y encarna la obligación ideológica, la armonía y la vigorización del partido. Las cualidades de un líder son ser parte de la identidad del partido y decidir como debe actuar el partido.
Xi Jinping nació en 1953 en una familia elitista, siendo hijo de un jefe militar, que fue aliado de Mao Tse Tung y que llegó a ostentar altos cargos, pero al surgir ciertas desavenencias ideológicas con Mao fue arrestado, quedando fuera del poder y sin poder ver a su hijo Xi, quién de una escuela de élite es confinado a trabajar en las brigadas de producción en una zona rural, donde tomó conocimiento del abuso y humillaciones en el campo, lo que le permitió conocer a fondo las necesidades rurales, ello fue un componente esencial de su discurso político, cuando ingresó a las élites del partido comunista, tras estudiar en una universidad élite, lo que le generó el respeto y la admiración de los campesinos, es por ello, que él es considerado el “Emperador de los Campesinos”. Siempre se le percibió, más como una víctima, que como un actor de la élite. Xi Jinping es una personalidad importante con arraigo popular.
La idelogía de Xi Jinping
Para Xi Jinping, China es producto de un proceso histórico del partido comunista impregnado de continuidad, que condensa los principios del marxismo – leninismo y las ideas de Mao Tse Tung, Deng Xiaoping y su antecesor Hu Jintao. En su discurso sobre el “Sueño Chino” en el 2013, al asumir el cargo de Presidente de la República Popular China, Xi subrayó la misión histórica de la renovación y el renacimiento de China, con él llega el momento de iniciar con energía una nueva era de reformas, que monitorearan las tensiones existentes entre Estado y mercado, de tal forma, que el mercado sea portador de bienestar material a la población, introduciendo reformas en los sectores claves, especialmente telecomunicación, energía y finanzas. El Estado reconoce al capital extranjero, al empresariado, el impulso a la ciencia y tecnología, la protección del nuevo ambiente, el relajamiento de la política de hijo único, las reformas tributarias, el traslado de competencias en finanzas a las provincias, la creación de una marco jurídico, que le dé legalidad al sistema, pero bajo el control del partido. Xi introduce el slógan popular “Sin partido comunista, no hay una nueva China”, introduce un severo programa de lucha contra la corrupción, apostando por la globalización. Xi introduce además en su política valores, tales como la justicia, el patriotismo, la legalidad, la armonia y la generosidad, los cual traería como consecuencia, no solo un cambio material sino fundamentalmente una transformación psicológica, cultural y moral de la sociedad china generando un sólido ethos común y una sólida visión compartida.
Las reformas políticas de Xi Jinping y la era global de China
Un elemento escencial de la política de XI es desterrar el rol tradicional de China como país marginado y de ser considerado, como el “hombre enfermo de Asia”, generado por la intromisión colonial o la agresión imperial japonesa durante la II GM. Según Xi, China no podía seguir jugando más un rol de víctima o potencia olvidada y tenía que recuperar su estatus de potencia marítima, para acrecentar su influencia sobre el Mar de China Oriental y el Mar de la China Meridional.
Xi Jinping planteó una nueva concepción ideológica de ”modernización del socialismo de sello chino”, arremetiendo contra ciertos valores tradicionales de la sociedad china, tales como el feudalismo, el imperialismo y el colonialismo, bajo la premisa de un nuevo modelo de gobernanza, creando una sólida y dinámica economía de mercado y un modelo político sui géneris, basado en una dictadura democrática de masas, bajo el control del partido. Se ha desterrado la idea de formar nuevos partidos políticos en China, de ahí la necesidad de consolidar la unidad y disciplina en el partido. La China de Xi Jinping constituye un escenario difícil para los disidentes políticos, los intelectuales y artístas, los defensores de los derechos humanos, los medios de comunicación y para la actuación de las ONG.
Xi recurre a la geopolítica y geoeconomía aprovechando las ventajas de las regiones limítrofes, tales como India, Rusia, Pakistán y tener asi acceso por intermedio de ellas, al Asia Central, ellas fueron consideradas, no solo fuentes potenciales de un nuevo crecimiento económico sino también, rutas de suministro estratégicas para diversificar sus productos, sin intromisión estadounidense, sobre todo, en la adquisición del petróleo y sus derivados en el marco de la actual guerra comercial con EEUU. China asume hoy una actitud proactiva en la economía mundial, basada en una win-win situation. Xi Jinping desde que asumió el poder el 2013, ha realizado más de 50 viajes al exterior, para dar una imagen distinta de China, una China moderna e innovativa, basada en principios de armonía, multipolaridad, no injerencia y equilibrio, logrando imponer un gran respeto internacional y una gran credibilidad.
Xi Jinping propone hoy en día un modelo híbrido, que busca la unidad entre la tradición y lo moderno, afirmando que China tiene la mentalidad de una pequeña potencia, pero la capacidad física de una superpotencia.
CHINA Y LA HEGEMONÍA MUNDIAL
Primeramente es necesario desterminar si China cumple con los criterios para ser un hegemón del sistema internacional y en segundo lugar determinar, que consecuencias tendría para la hegemonía de EEUU. Los criterios para ser un hegemón en el mundo son lograr un gran crecimiento económico, poseer una alta capacidad de innovación, tener un gran poder marítimo y poseer una volundad hegemónica. En lo concerniente al crecimiento económico, el crecimiento del PBI del gigante asiático ha sido más del 6.8 % en los últimos 30 años, es la segunda economía más grande del mundo, pues sostiene la economía mundial con su industria y exportaciones, 700 millones de chinos han salido de la pobreza. China es actualmente el más grande exportador del mundo en en alta tecnología, el mayor acreedor de Estados Unidos, el más grande empresario mundial en los rubros del petróleo y el gas, posee los bancos más grandes el mundo y se proyecta que en el 2050 China superará económicamente a EEUU. De mantener su crecimiento económico, China fortalecerá su capacidad de innovación, que hoy está en clara desventaja frente a EEUU, pero que va superando poco a poco en el marco de la actual guerra comercial y tecnológica entre ambos países.
La política de China ha virado del eslogan “made in China” a “ innoved in Chna” y del eslogán “rule taker” a “rule maker”. Actualmente China cuenta con 800,000 estudiantes chinos en universidades del exterior y a puesto en marcha al proyecto “Made in China 2025”. El gran desafío de los investigadores chinos es ganar el Premio Nobel. En lo que cocierne al poder marítimo, bueno China además de ser tradicionalmente considerada como una poderosa fuerza terrestre y poseer el cuarto arsenal nuclear más grande, ha puesto en marcha un intensivo programa de modernización de la Marina con el fin de construir una fuerza naval poderosa, que le garantice seguridad y soberanía en concordancia con los intereses económicos expansionistas. Por último, en lo concerniente a la voluntad hegemónica, China ha manifestado una tendencia hacia el multilateralismo del sistema internacional y crear un nuevo orden mundial armónico con marcado énfasis en la soberanía nacional, no intervención en asuntos internos, respeto mutuo para la diversidad política y social y un concepto conservador de las relaciones internacionales centrado en el Estado. Se prevé en unos años una transferencia de poder pacífica de EEUU a China.
PÉRDIDA DE CREDIBILIDAD DE LA POLÍTICA EXTERIOR DE CHINA TRAS LA PANDEMIA
Con motivo de la crisis de la pandemia, la Dra. Kristine Berzina de la Fundación Marshall de Alemania sostiene, que China es el país, que más tiene que perder, ya que ella ha arruinado su reputación y ha afectado su relación con EEUU, recrudenciendo la guerra comercial y tecnológica existente entre ambos. Por un lado el Presidente Donald Trump ha responsabilizado a China por no alertar al mundo oportunamente de la existencia y propagación del virus con el fin de afectar a EEUU y Europa, por otro lado China responsabiliza a EEUU por haber creado en sus laboratorios el virus como bio-arma y lo ha introducido a China, siendo la primera vez que el país asiático alude a fuentes poco serias. Es claro que por ahora todo se circunscribe a una guerra verbal o guerra de narativas sin posibilidades de escalación. Es también cierto que EEUU está instrumentalizando políticamente la tragedia de la pandemia global, atacando frontalmente a China, para culpar al país asiático ante el mundo y neutralizar su pobre gestión para monitorear la crisis global ante la población estadounidense con miras a las elecciones presidenciales del mes de noviembre.
Asimismo otros países han demandado a China, solicitando cuantiosas indemnizacones por los daños causados, pero el costo político y moral será mayor que el económico. De igual forma existe una demanda internacional de una investigación a fondo para saber los orígenes del virus en Wuhan, pero China se opone a dicha investigación, chantajeando a dichos países con sanciones económicas.
China practica la “diplomacia de mascarillas” para salvar su mermada reputación, las produce para distribuirlas junto con respiradores y material biomédico en medio de una fanfarria de triunfo a todos los países, dando la impresión que solo china ayuda, cosa que no es cierto. Según la Dra. Gordana Mijuk, jefa de la Sección Internacional del Neuer Zürcher Zeitung, China ha mostrado una torpeza en su afán de ser una superpotencia, ella sostiene que para ser una potencia mundial, se necesita algo más, que un marcado crecimiento económico y un elevado presupuesto militar. Tambien es importante el soft power, vale decir el poder blando, el carisma y la atractividad del país. Frente a los reproches contra el gigante asiático, China debió hacer todo lo posible por esclarecer en cooperación con la comunidad internacional las cuasas de la epidemia, asi habría mostrado transparencia y ganado respeto. Por el contrario China inundó el mundo con una agresiva maquinaria de propaganda vendiéndose como el salvador del globo.
La posición de Europa frente a China con motivo de la pandemia
Bruselas ha presentado un informe de la UE que da cuenta de la campaña de desinformación global de China. Existe una linea dura de la Comisión Europea contra China, especialmente Alemania, Francia y Gran Bretaña. Alemania ha presentado una demanda contra China reclamando una indemnización de 165 billones de dólares americanos, algo que ha generado la furia de China contestando que dicha demanda genera nacionalismo, prejuicio, xenofobia y hostilidad hacia China. La canciller de Alemania ha reprochado a Xi Jinping que China sabía desde diciembre de 2019 de la existencia del virus y de que este se transmitía de persona a persona, sin embargo no lo comunicó dejando al mundo en la oscuridad. Jörg Wuttke, Presidente de la Cámara de Comercio de Europa en Peking ha expresando lo mucho que sufre la imagen de China actualmente con el Covid 19. Muchas compañías tienen dificultades de reclutar expertos que estén dispuestos de ir a trabajar a China, incluso los nómadas mundiales de trabajadores calificados, que tienen poco interés en la política. Existe la posibilidad de un boicot económico internacional.
Pérdida de una oportunidad histórica de Xi Jinping
La República Popular China con su proceder ha perdido una aportunidad única de ganarse a Europa. Cuando Donald Trump asumió la Presidencia de los EEUU en noviembre del 2016, éste desestimó la alianza trasatlántica, considerando que Europa se aprovechaba de los EEUU, lo que dejó un vacío de poder, que China hubiése podido llenar. Dos semanas después de la elección de Trump, apareció Xi Jinping en el Foro Económico Mundial de Davos, manifestando su voluntad de asumir ese rol, alabando el libre comercio y advirtiendo al mundo de la política egocéntrica “America First” de Trump. Sin embargo las reformas esperadas brillaron por su ausencia, la política China, por el contrario fue más autoritaria, el gigantesco proyecto comercial de la Ruta de Seda hicieron caer en la trampa de la deuda a muchos países de Asia y África, estos países ahora no pueden pagar los créditos por los proyectos de infraestructura. En las redes sociales se acusa a la cúpula partidaria de China de genocida.
REFLEXIÓN FINAL
China es y seguirá siendo una dictadura y ello tendrá un impacto en las relaciones internacionales y las transferencias de poder, afectando su poder blando (soft power) en el afán de ser un hegemón del mundo. No basta poseer un poder duro (hard power), basado en lo militar y económico, China persiste en ser una sociedad cerrada basada en el estatismo, el colectivismo y el centralismo, que apela siempre a la nación, al Estado, a la clase, al partido, apostando por un espíritu gregario y un crecimiento desmezurado de un Estado voraz, opresivo y liberticida, que desconoce la democracia, los derechos humanos, el pluralismo y la libertad y soberanía individual, buques insignia de la civilización de Occidente. Sendos ejemplos de ello, los tenemos en la historia con el nazismo, el facismo, el marxismo, el comunismo, el maoismo, hoy lo vemos en el islamismo y el yihadismo, representados por líderes políticos, que se autoproclamaron como representantes de la historia y se consideraban semidioses, expropiando las responsabilidades de los individuos sometiéndolos a un dogmatismo asfixiante, verbigracia tenemos en la historia a Hitler, Stalin, Mussolini, Mao, Fidel Castro, etc.
China recurre al nacionalismo y patriotismo, teniendo afanes imperiales, pues como sabemos el nacionalismo es considerado como la bestia negra contra la cultura de la libertad y la más horrible herejía de la civilización de Occidente, ya que el nacionalismo pregona una verdad oficial, fabricada y absoluta, que es invulnerable a todo cuestionamiento o crítica, no admitiendo divergencia, desmovilizando y asfixiando al individuo convirtiéndolo en un hombre-masa, sumiso y anodino, negándole su condición de ser soberano y responsable. Prima el “yo social idéntico” que aspira a un ideal colectivo y solidario, mientras que el individuo es sofocado, condicionado y mecanizado, confinándolo como un animal dentro de una manada o una abeja en un panal o en un pueblo de robots. Suscribo el planteamiento que el dogmatismo ideológico, el fanatismo partidario, los prejuicios, los estereotipos, los condicionamientos y la visión unitaria, sistematizada y central de China, tarde o temprano le pasarán la factura en su afán de consolidarse un liderazgo mundial y un papel hegemónico mundial.
Si la República Popular de China desea destronar a EEUU como superpotencia, debe de ofrecer algo más al mundo que líneas de ferrocarril a crédito, mascarillas políticas y teorías de conspiración. Hoy los países buscarán reducir la dependencia de producción de China, ello marcará sin lugar a dudas, un retroceso en la globalización. Su futuro como nuevo hegemón del mundo y ser una nueva potencia ordenadora en el futuro sistema internacional no es seguro, sin embargo, debo de suscribir el planteamiento de Xi Jinping en su discurso, cuando asume la presidencia de la República Popular China el año 2013, en el sentido, que “una China sólida y una China segura, serán una fuente para la estabilidad global”.
Acerca del Autor
Oficial (r) de la Policía Nacional del Perú, Jurista, Criminólogo y Traductor jurídico. Licenciatura en Derecho así como el título de Magister en Criminología, ambos por la Universidad de Berna, Suiza. Experto en Política Criminal Internacional.